Cole Moneda

viernes, 25 de octubre de 2013

LA CUEVA II

Como en las cuevas de los hombres prehistóricos hemos empezado a pintar nuestras propias

PINTURAS RUPESTRES
Primero estampamos las manos;
después usamos una técnica parecida al el esfumado, que consistía en soplar por una caña o, hueso hueco la pintura, aunque esta vez usamos un cepillo para espurrear la pintura y no caer en el peligro de tragar pintura:
 




 y nuestra cueva va quedando de esta manera

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